El obispo empresario

* Con los años –recuerdan los escritores Francisco Cruz y Jorge Toribio en su libro Negocios de Familia- el religioso Arturo Vélez “se levantó como el hotelero más poderoso del Valle de Toluca con algunos negocios como el Motel del Rey, la Quinta del Rey y Villa Jardín, la discoteca más importante de los noventas (…). Su apellido aún es la cabeza más visible del Holiday Inn en Toluca y hoy los herederos están por fincar en Malinalco otro complejo hotelero”.

Elpidio Hernández

Los festejos de septiembre en la capital mexiquense incluyeron, además del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, el sesenta aniversario de la erección de la diócesis de Toluca, fue fundada el 29 de septiembre de 1950 por el papa Pío XII mediante la bula Si tam amplo; en su nacimiento quedó constituida en una superficie de doce mil 658  kilómetros cuadrados y atendía a una población de cinco millones de feligreses; estaba conformada por 63 parroquias, diez capellanías, quince vicarías fijas y ochenta sacerdotes.     

Medio año después, en abril de 1951, con las plegarias todopoderosas del entonces gobernador Alfredo del Mazo Vélez, padre de Alfredo del Mazo González y abuelo de Alfredo del Mazo Maza, fue consagrado como primer obispo de Toluca su primo, Arturo Vélez Martínez, cuya obra más significativa y visible fue la construcción de la Catedral toluqueña, bendecida en abril de 1978. Pero muy pronto el representante de Dios se vio envuelto en un escándalo de altos vuelos conocido como el de “la Catedral de Toluca” que estuvo a punto de hospedarlo en un centro penitenciario pues para edificar la nueva morada de Dios el prelado acudió a diferentes formas de recaudar fondos, incluidos magnos sorteos de residencias y automóviles; un buen día muchos de aquellos fondos desaparecieron o los premios no fueron entregados y aunque nunca se formularon acusaciones contra nadie, el nombre del obispo originario de Atlacomulco quedó irremediablemente ligado al de un gran fraude.

Con los años –recuerdan los escritores Francisco Cruz y Jorge Toribio en su libro Negocios de Familia- el religioso “se levantó como el hotelero más poderoso del Valle de Toluca con algunos negocios como el Motel del Rey, la Quinta del Rey y Villa Jardín, la discoteca más importante de los noventas (…). Su apellido aún es la cabeza más visible del Holiday Inn en Toluca y hoy los herederos están por fincar en Malinalco otro complejo hotelero”.

A la fecha, los hermanos Martínez, propietarios del Grupo del Rey, herederos del obispo de Toluca y emparentados con las familias atlacomulquenses Del Mazo y Peña, se han convertido en prósperos empresarios del Valle de Toluca, pues lo mismo son proveedores de servicios al gobierno, dueños de grandes centros comerciales, fraccionadores, constructores y hoteleros. Su Hotel del Rey –ubicado junto a las Torres Bicentenario- con categoría de cinco estrellas se ubica como el más importante de la región.

El obispo de Toluca, respaldado en la figura de su primo Alfredo del Mazo Vélez (gobernador del estado, senador de la república y secretario de Recursos Hidráulicos del gobierno federal) también se dedicó a recorrer las comunidades de la diócesis toluqueña apoyando a clérigos de otras parroquias a edificar sus templos. Además de la impresionante Catedral de Toluca, Vélez Martínez hizo construir en la ciudad el Seminario Diocesano, la casa del Apostolado Seglar y la Mitra; también edificó, como exvoto, el Templo de Nuestra. Sra. de los Desamparados y apoyó a Benjamín Manzano, entonces párroco de Tonatico, para que, con las ofrendas del santuario de ese lugar, construyera la actual parroquia de Santa Bárbara en la ciudad de Toluca; durante su servicio episcopal se fundó la Iglesia de Ciudad Altamirano, en cuyo territorio se incluyeron siete parroquias de la Diócesis de Toluca, ubicadas al sureste de la misma en límites con Guerrero e impulsó la edificación de una gran parroquia en la casa-hogar del Perpetuo Socorro, que bendijo en 1974. Al prelado se le reconoce entre la curia mexiquense como el padre de la Diócesis y del Seminario.  

Vélez Martínez nació en Atlacomulco el 10 de septiembre de 1904, veinte días después de que vio la primera luz en ese mismo lugar Alfredo del Mazo Vélez y en donde también naciera en 1882 Isidro Fabela Alfaro; fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1934; fue vicario parroquial en Sultepec (1934); vicario fijo en La Gavia (1938); párroco en San Buenaventura (1939); así como de Ixtapan del Oro, de Santo Tomás de los Plátanos y San Martín Otzoloapan el mismo año; en 1940, párroco de San Bartolo Otzolotepec, Xonacatlán y San Lorenzo Huitzizilapan; en 1949, con la intervención de su primo el gobernador, fue nombrado vicario de la iglesia de San José en Toluca y dos años después con las mismas plegarias del gobernante, el párroco fue consagrado primer obispo de Toluca.

Apenas tomó cargo de la obispatura, Vélez se echó a la espalda la tarea de continuar los trabajos para edificar el nuevo templo parroquial en Toluca, cuyas primeras obras iniciaron el 12 de mayo de 1867 en un predio anexo al convento de San Francisco en Toluca, sueño interrumpido en aquellos días por las circunstancias imperantes de persecución contra la iglesia en el país. Para recaudar fondos de la feligresía el obispo creó y manejó un organismo civil llamado Patronato Pro Construcción Catedral, que organizó funciones de teatro, kermeses y vendimias.

Con el apoyo de María Izaguirre de Ruiz Cortines, esposa del entonces secretario de Gobernación y luego presidente de la república, Adolfo Ruiz Cortines, las formas para recaudar fondos para edificar la sede episcopal se extendieron a rifas y sorteos de residencias, automóviles, motocicletas y electrodomésticos, la injerencia de figuras políticas permitió incluir premios como una mansión en Lomas de Chapultepec. Por aquellos días el Patronato, encabezado por el obispo, también consiguió que el periódico Excélsior (el más influyente de aquellos días) autorizara un crédito cercano al millón de pesos en publicidad para los sorteos y la venta del boletaje. Años más tarde, cuando Del Mazo Vélez despachaba en una senaduría, se descubrió que el Patronato había desaparecido las ganancias íntegras de rifas, sorteos, kermeses y funciones de teatro –como ahonda el texto de Negocios de Familia. El escándalo se propaló aún más cuando el obispo, confiando en las leyes celestiales, decidió no entregar una residencia ubicada sobre la carretera México-Toluca.

Excélsior contrató los servicios del entonces abogado postulante José López Portillo, quien por aquellos días formaba parte del despacho “J de J Taladrid”, escudriñó en las cuentas, auditó y exigió el embargo precautorio de los bienes acumulados en la diócesis producto de las rifas y sorteos. El escándalo llegó al grado que el ex párroco de San José estuvo a punto de ser llevado a un centro penitenciario pero nuevamente el alma piadosa de Del Mazo intercedió y para evitar un bochorno liquidó muy silencioso las deudas de su estirpe.

De acuerdo con el texto de Cruz y Montiel, por aquellos días las familias más tradicionales de la ciudad se alejaron de la suntuosa catedral toluqueña pues consideraban que se había edificado en “el río revuelto del pecado” por un religioso que fue expuesto años más tarde en el capítulo “Asuntos importantes de la Catedral de Toluca o la Grande y triste rifa por la Catedral”, del libro Mis Tiempos, escrito por el ex presidente José López Portillo. Incluso un periodista toluqueño afirma que personas de abolengo no han acudido jamás a la Catedral “porque consideran que es producto del pecado. Esto es, del fraude y del engaño, pues se hizo –dicen- con dinero que besó el diablo y por lo tanto no es la casa de Dios”.    

Vélez Martínez fue obispo titular de la diócesis toluqueña hasta el 29 de septiembre de 1980 y falleció el 22 de agosto de 1989, no sin antes convertirse en uno de los hoteleros más importantes del Valle de Toluca. 

El 5 de agosto de 1980 fue nombrado obispo de la diócesis de Toluca, Alfredo Torres Romero, quien había sido secretario general del Episcopado mexicano, asumiendo la responsabilidad el 28 de septiembre del mismo año.

En lo referente a obras materiales, Torres Romero apoyó la construcción de la Casa de la Sagrada Familia con el fin de facilitar a grupos y movimientos un lugar para su formación integral, especialmente para retiros, experiencias de vida y formación pastoral. También promovió el Patronato “Arte y Decoro de la Catedral”, e hizo posible la creación del canal Clara Visión, “con imágenes que darían luz y esperanza a todo el pueblo católico de México y el mundo”. Promovió la erección de la Diócesis de Atlacomulco, que se fundó el 7 de diciembre de 1984, fundándose con 36 sacerdotes en 34 parroquias anexas de la Iglesia particular de Toluca. Ofreció como estímulo a la nueva diócesis el sostenimiento de sus seminaristas durante siete años y también les heredó su valiosa biblioteca personal al Seminario recién fundado. 

El 30 de abril de 1991 el papa Juan Pablo II concedió a la diócesis toluqueña un obispo auxiliar en la persona de Francisco Robles Ortega, ordenado por Alfredo Torres Romero el 5 de junio del mismo año. Con el deceso de Torres, en octubre de 1995, Robles quedó al frente como Administrador Diocesano y fue en junio de 1996 cuando el Papa lo nombró tercer obispo de Toluca. El 25 de enero del 2003 fue designado XI Arzobispo de Monterrey.

El 12 de febrero de 2004 tomo posesión como obispo de la capital mexiquense Francisco Javier Chavolla Ramos, señalado por estar más preocupado en atender a la elite política de la entidad que por la feligresía de a pie.

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