Promesas que se esfuman

* En medio del dolor nacional que causa el grave asunto de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, la muerte de veintidós civiles ocurridos el 30 de junio de 2014 en Cuadrilla Nueva, comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, el anuncio de nuevas muertes en Luvianos, el conflicto que generan las instancias en torno al tema del Instituto Politécnico Nacional,  la clara violación a los derechos humanos de millones de mexicanos,  a todo esto se agrega el bonito regalo de Día de Muertos, seguramente ya por todos conocido. De no ser así, va de nuevo.

 

 

Luis Zamora Calzada

“¡Fuera, fuera, fuera!” gritaba la gente. El del micrófono se esforzaba por mantener su ritmo de voz: “en este gran proceso educativo la evolución no podía hacerse a un lado, la reforma educativa…” intentaba continuar y, sin terminar las frases, el grito de los asistentes fue ensordecedor: “¡buuuu, buuuu, buuu, buuu, ¡fuera, fuera, fuera…!”.

Quienes gritaban eran maestros inconformes. En las escenas del video que circula por internet se observan dos grupos, los ocupantes de las butacas de enfrente  y los otros, estos últimos gritaban a los primeros “¡paleros, paleros, paleros!”.

El ocupante del micrófono, un funcionario de tercer nivel, subsecretario de Educación Básica y Normal del área educativa asignado como representante del gobernador al evento anual del viejo sindicato, el de las canonjías, de las prebendas que empiezan a limitarse y que ha hecho creer a muchos docentes que una suspensión de clases es una gran conquista sindical.

En esta ocasión no se concedió faltar un día de labores (por el motivo que fuera) para todos los decentes del subsistema educativo estatal, lo que probablemente les represente otro de sus mayores fracasos.

Eso sí, sus llamados delegados faltaron dos días a sus trabajos, en promedio cuatro mil de ellos, que dejaron sin clases al menos a sesenta mil estudiantes. No se sabe quiénes autorizaron las inasistencias, la llamada “normalidad mínima”, tan pregonada y con escaso esfuerzo oficial para favorecerla, como es notorio.

El representante gubernamental, en acercamientos de las imágenes, muestra que tragaba saliva. El temblor de las piernas es notorio en varios momentos, las hojas del discurso parecieron cobrar vida, intentando apresurar su llegada a las frase de inauguración, pero a pesar de todo se aguantó. Mal le hubiera ido ceder a la presión de un auditorio que lo obligó a confundirse cuando mencionó “…la unidad que nos une…” creyéndose, quizás, el representante sindical.

Los rostros, decepcionados, antes las promesas que se leían, marcaban descontento y enojo, sin embargo el show había iniciado, el libreto establecido terminaría al día siguiente, treinta de octubre.

Cabizbajos y resignados los llamados delegados tuvieron que asistir al “Consejo Técnico Escolar”, programado para el viernes 31 de octubre del año en curso. No les dieron el día a pesar de sus enjundiosos gritos de “tres, tres, tres…” en alusión a que se suspendieran clases el tres de octubre que, lamentable para ellos, no se dio. Muchos ya habían hecho planes para faltar.

 

 

Promesas que se esfuman

 

 

En medio del dolor nacional que causa el grave asunto de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, la muerte de veintidós civiles ocurridos el 30 de junio de 2014 en Cuadrilla Nueva, comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, el anuncio de nuevas muertes en Luvianos, el conflicto que generan las instancias en torno al tema del Instituto Politécnico Nacional,  la clara violación a los derechos humanos de millones de mexicanos,  a todo esto se agrega el bonito regalo de Día de Muertos, seguramente ya por todos conocido. De no ser así, va de nuevo:

El primero de noviembre  la gasolina aumentó su precio, el litro de Premium y el diesel cuestan catorce pesos, once centavos más, Magna subió hasta los trece pesos con veintidós centavos,  eso no será todo este año, falta el aumento de diciembre, que subirá nueve y once centavos más, respectivamente, que significará un aumento neto del 9.7 por ciento a Magna y 11.6 a Premium y al diesel, muy por encima de la inflación anual. A esto se debe agregar el prometido aumento del 3 por ciento en enero, le pese a quien le pese, como dicen los que supuestamente mandan.

En nuestro país todo es al revés. Mientras en el mundo, cuando bajan los precios internacionales del petróleo, sus gasolinas bajan, por ejemplo en Estados Unidos sus gasolinas son de un precio promedio de 11pesos por litro; sin embargo en nuestra amada y sufrida patria, cuando suben los precios del petróleo la gasolina sube y cuando estos precios bajan, la gasolina también sube sin que nadie proteste. Es suficiente que diputados y senadores ajusten la Ley de Ingresos para el gasto del Estado mexicano, según se dice.

El regalo de la Catrina fue generoso, el gas LP subió a 13.77 pesos por kilo en el Distrito Federal, parte del Estado de México y en parte de Hidalgo once centavos más. El cilindro de 20 kilos costará 275.40 pesos.

Los costos no son iguales para todos, en otros estados del país, el mismo gas LP cuesta 15.80 pesos, por ejemplo en Baja California Sur y en Quintana Roo, en el otro extremo a un precio de 13.57 pesos, se encuentra Tamaulipas.

La pregunta obligada, fuera de las dichosas áreas económicas, ¿qué no todos los mexicanos somos iguales, no todos estamos sujetos a la misma Constitución Política? Costó muchas vidas a los habitantes del norte, sur y centro del país, derramamientos de sangre para que todos tengamos el mismo trato, garantizado por el derecho de equidad. ¿Qué nos falta a los mexicanos para hacer valer este derecho y otros ya establecidos? ¿Usted, amable lector, tiene alguna respuesta?

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